domingo, 25 de abril de 2010
RESUMEN TESTIMONIO: RESURRECCIÓN DE JESÚS DESDE LA SÁBANA SANTA DE TURÍN Y EL SUDARIO DE OVIEDO
El pasado viernes 23 de abril, volvió a acompañarnos D. Alfonso Sánchez Hermosilla, experto conocedor e investigador de la Sábana Santa de Turín y del Sudario de Oviedo. Esta vez le pedimos que nos ilustrara sobre lo que la ciencia que había investigado ambos lienzos podía decirnos acerca de la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. Un breve resumen de lo que expuso viene a continuación.
San Juan, como testigo directo de lo que relata, nos dice en el capítulo 20 de su Evangelio que, en la mañana del primer día de la semana, encontraron el Sepulcro vacío y dos lienzos: el sudario y aquel con el que había sido amortajado el cuerpo de su Maestro el anterior viernes. Estos son los dos lienzos que la tradición y muchos científicos creen que son los que ahora se encuentran en Oviedo y en Turín, respectivamente. Su análisis nos habla sobremanera de la Pasión, pero menos de la Resurrección. Sin embargo, lo que se está descubriendo al respecto está en sintonía con lo que los Evangelios exponen en relación al comportamiento del cuerpo glorioso del Señor. Al analizar la sangre que emana de la herida del costado, esta es sangre cadavérica; de todas maneras, la herida era lo suficientemente grave como para haber matado a cualquier ser humano. Este hecho, entre otros, ha de disipar todas esas ideas de que Jesús no murió en la cruz.
Un detalle muy importante es manifestado por las manchas de sangre dejadas en la Sábana Santa; las manchas de sangre dejadas en una superficie son tremendamente frágiles. Un fino análisis de las mismas en el lienzo de Turín las muestran sin ningún tipo de rotura o alteración. D. Alfonso, como forense, nos dijo que si Jesús mismo u otra persona hubiera separado el lienzo del cuerpo, las manchas de sangre aparecerían desgarradas, rotas, en general alteradas, cosa que no ocurre. Este hecho ya, de por sí, no tiene una explicación normal. Otro fenómeno de gran relevancia lo constituye el que en algunas partes de la imagen impresa sobre la Sábana Santa se pueden apreciar estructuras óseas que, lógicamente, se encuentran debajo de alguna capa de tejido blando. Con claridad se pueden distinguir huesos de la mano y algunos dientes hasta su inserción en las encías. Para poder explicar estos dos últimos hechos, D. Manuel Carreira, físico eminente, ha expuesto la posibilidad que él llama transparencia mecánica. Esta propuesta apunta que el cuerpo de Jesús, en el momento de la resurrección, superó sus limitaciones físicas y dejó de ofrecer resistencia mecánica al lienzo, con lo que cayó por gravedad atravesando el cuerpo del Señor; durante esta caída, algunas de las partes más duras pudieron ofrecer algo de resistencia que pudo haber dejado su huella. Esta circunstancia es corroborada por los Evangelios, por ejemplo cuando los apóstoles estaban encerrados por miedo a los judíos y Jesús, súbitamente, se aparece en medio de ellos. Parece que puede controlar a voluntad esta característica porque en otros momentos se deja tocar y si ofrece las propiedades de un cuerpo normal (el caso de Tomás o cuando le abrazan los pies).
D. Alfonso terminó el testimonio con una serie de imágenes acompañadas de textos evangélicos en las que se podían apreciar manifestaciones del cuerpo glorioso de Nuestro Señor.
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