domingo, 28 de marzo de 2010

Notas sobre el testimonio de la Pasión Médica de Cristo (26-3-10)


El testimonio del pasado 26 de marzo tuvo por título "La Pasión médica de Cristo a la luz de la Sábana Santa y los Evangelios", corriendo a cargo de D. Alfonso Sánchez Hermosilla. Su peritaje como médico forense enriqueció su exposición. Además de las fuentes indicasdas, también aportó información procedente del Sudario de Oviedo, del que es investigador. A partir de los restos de diversa procedencia dejados en ambos lienzos, pudimos conocer la pasión física de nuestro Salvador con bastante lujo de detalles. A lo largo del testimonio apreciamos como los romanos se aplicaron con especial intensidad en el cuerpo de Jesús. Ya solo la flagelación hubiera sido más que suficiente para provocar la muerte. El ponente se sorprendía el hecho de que llegara a sobrevivir a la misma y, además, resistir hasta la crucifixión. En la parte correspondiente a la espalda de la imagen de la Síndone se han encontrado trozos minúsculos de piel y musculatura. Al introducir los clavos en las manos (nuestras muñecas actuales) se desgarró el nervio mediano, lo que produjo un elevado dolor, acrecentado puntualmente con los movimientos a modo de bisagra que realizó nuestro Señor en la cruz. Un solo clavo atravesó los dos pies en un punto que pudo soportar el peso de todo el cuerpo. La lanza abrió una herida en el costado derecho del que manó sangre y suero hemático (la sangre y agua que nos relatan los evangelios). La cara presenta un elevado número de lesiones de diversa índole: párpados y pómulos hinchados, nariz rota (luxada), regueros de sangre, barba rota, etc. En la imagen del lienzo de Turín, las rodillas (con heridas), junto con diversas partes de la cara presentan granos de arena idéntica a la que existe en los alrededores de Jerusalén (bastante peculiar); este hecho, además de indicar que el cuerpo que generó la imagen estuvo sobre el suelo de Palestina, nos habla de las caídas que sufrió nuestro Señor en su subida al Gólgota, con el agravante de que tenía los brazos atados a un madero horizontal (patibulum) de unos 30-40 kg, lo que le impidió protegerse el rostro con las manos.
El ponente nos dijo que los autores de las representaciones artísticas frecuentemente suprimen muchos de estos elementos porque darían lugar a una imagen bastante desagradable. Con frecuencia, la belleza de las representaciones artísticas de la Pasión de Nuestro Señor oculta en parte el auténtico sufrimiento físico, suavizándolo a nuestra percepción.
Por ello, desde el ADOREMUS, animamos a los creyentes a profundizar en el misterio de la Pasión de nuestro Señor para ser más conscientes de todo lo que, por puro amor, ha hecho por nosotros.

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