En el Adoremus, el testimonio ahondó en la relación entre la viviencia de la Cuaresma y el sentido de la vida. Fue una invitación a entrar de lleno en el itinerario cuaresmal, para llegar al centro de nuestra fe: la muerte y resurrección de Jesucristo, misterio que da pleno sentido a nuestra existencia.
Acercarnos a Dios a través de su Palabra, entrenar el cuerpo mediante el ayuno, la abstinecia y las renuncias voluntarias, nos pondrá a tono con el Corazón de Cristo entregado hasta el extremo en la cruz, resucitado y vivo ahora. Además, no podemos olvidar la dimensión social de la Cuaresma, en la que caminamos como Pueblo y estamos especialmente atentos al lamento de nuestros hermanos más pobres.
Y el sábado..., Retiro en Isla Plana, justo al lado de la playa: risas en medio de una muy buena convivencia+horas de meditación y encuentro con el Señor, combinación perfecta para vivir estos cuarenta días a tope.
No hay comentarios:
Publicar un comentario